El encargo inicial por el que fue contratada había dado un giro inesperado y le iba a proporcionar unos ingresos que no había imaginado cuando comenzó a vigilar a la señora Roldán y posteriormente al periodista y a Belén. Porque ella sufriría más, y aunque es injusto, prefiero que no sepa que su marido tan ejemplar se la pegaba, o se la pega, vete tú a saber, con su empleada. Con ella tenía miedo de dar un paso falso y que se enfriara la relación que habíamos tejido desde el incidente en mi casa. Óscar estuvo todo el verano justificándose por no haber conseguido tocar la boya, y es que mostrar debilidad en la infancia y en la adolescencia era un lujo que no podíamos permitirnos. Era tan tonta que miraba hacia otro lado cuando alguien me decía que lo habían visto con chicas, lo justificaba y ni me atrevía a preguntarle. —Siguen siendo personas muy poderosas, no te van a dejar en paz hasta el final. Buenas noches. —Imaginaba que habría una explicación más razonable, ahora me da la sensación de que no ando muy desencaminado. Salió al pasillo agudizando el oído, así compensaría la ausencia de luz. Le concedió valor a su rival, estaban bien escondidos. Suscríbete al newsletter de “Las cosas como son”. —Hasta mañana, Marcos, que descanses. A arrepentirme. Giró levemente la cabeza hacia su izquierda, señal inequívoca en él de que estaba a punto de pronunciarse. —Te equivocas, Ernesto, no he terminado. Ingresa aquí al link oficial del Bono Alimentario y mira si eres beneficiario, ONP depositará bonificación de S/ 350: mira si eres beneficiario en este link. El portero del edificio disfrutaba cada vez que subía al lujoso dúplex de la exvicepresidenta tanto como ella odiaba recibirlo si no era porque previamente lo había llamado. No me saludó, me cerró el paso y en su mirada se reflejó la frialdad de quien sabía que únicamente con su físico ya era capaz de generar respeto, o temor más bien. Sí es verdad que al final tenemos que partir de dos premisas, una es que nadie está aquí porque quiere y la otra que es muy duro alejarse de casa y saber que no vas a volver. Nos apoyábamos en el plural mayestático y hacíamos del fracaso personal algo más solidario que nos afectaba a todos. Recuperar el dinero significaba poder alejarse de Madrid y empezar de cero en otra ciudad, tal vez Sevilla o incluso alguna isla canaria, porque estaba convencido de que conseguiría hasta la última peseta más los intereses por la pobreza, por perder el teatro y por no haber podido pagar a Marisol el tratamiento que según él la hubiera salvado. Tenía que enviar los documentos al periodista que le había mencionado, David Luque. Dejábamos atrás el dichoso asunto porque lo puse como condición para vernos, pero en las primeras ocasiones discutimos. Puede que en el fondo pensara que era un paréntesis, y que, aunque más mayores, al volvernos a juntar y recordar los buenos momentos de Los Siete sería casi tan inmenso como haberlos vivido. Estabas muy gracioso hace un rato, no tenías que haber bajado la guardia poniéndome el limón. La muerte de Roldán no cambia mi pensamiento, estoy convencido de que mi trabajo le gustará, si no hay ningún imprevisto, cuando pase el vendaval de las elecciones generales. Los dos sabíamos muy bien de dónde veníamos, y no podíamos demorar más la decisión de si dábamos al pasado familiar —en el que ninguno de los dos participamos— el poder de decidir sobre nosotros. Llamó a su secretario personal. »Cuatro días antes de la fecha que nos dieron para abortar, desapareció. Ligado a ello reafirmé una tendencia que ya estaba incrustada en las redes sociales como una epidemia más: quien amaba a un personaje popular renunciaba a la objetividad, ofreciéndole un cheque en blanco ante cualquier conducta inmoral o delictiva. Sus piernas habían perdido agilidad, no así su perspicacia y su vitalidad: un regalo para la heterogénea familia de San Miguel. Se ajustó los guantes y encendió la linterna, procurando no apuntar en dirección a las ventanas. —Estáis suponiendo mucho. —Vamos a ser prácticos —Gloria tomó de nuevo el mando—, aparte de nuestros padres, en todo aquello había dos personas de confianza que tuvieran conocimiento: José Luis Mejías y Mari Carmen Roldán. El escondite duraba poco y al regresar a la realidad el bofetón era más duro. Maqueda seguía expectante, confiando en que Gloria le diera la solución. De cara a mi familia estaba muy claro y no admitía matices: él me había dado dinero para montar un periódico digital y yo usaba ese regalo para poner en riesgo la reputación de la entidad que dirigía, y para situar en el punto de mira de la justicia a un íntimo de la familia al que apreciaban. Sonrió y se fue directa a la habitación 403, el motivo original de su vigilancia desde el primer día en San Miguel. —Todo correcto. —Seguro que guardabas aquí las propinas que te daban. A tu hermana le gusta tenerlos de dos en dos. Me miraba diferente y ya no decía eso de que era un crío. Con las cifras en las manos estábamos poniéndonos a la altura de nuestros competidores en Internet, precisamente por conocer este medio mejor que el resto, que llevaba años perdido en debates sobre cómo adaptarse a la tecnología sin perjudicar al papel. Necesitaba la ayuda de Belén, no podía alcanzar mi teléfono y pedir ayuda, ni siquiera tenía fuerza para agarrarlo. Empezaba a oscurecer, podría andarlo con los ojos cerrados. »Igual que te digo que el dinero no está entre los mejores recuerdos en la vejez, también afirmo que cuando hace realmente falta se piensa en él. Los papeles estaban ocultos en el doble fondo. Al final terminaron por convencerla de que era por su bien y de lo derrotada que estaba no tuvo energía para oponerse a quienes la atendieron. Me sacó más de una carcajada cuando lo necesitaba, y por un instante olvidé que acababa de enterrar a mi padre. —Me sumé al intento de hacerle la tarde más feliz. No se lo dije a mi director, quería tener los papeles y cerciorarme de que lo que me contaba era verídico. Tanto los agentes de policía que me interrogaron como los del seguro se encargaron de recalcar que lo más probable era que hubiera tenido un despiste y se me pasara apagarla antes de marcharme a la redacción, tres cuartos de hora antes. Se me cae una lágrima al imaginarla abrazando una obra de arte. Assim, o trabalho abre novos caminhos de pesquisa sobre o papel dos atores internacionais na gestão da migração na região. A veces olvidamos que el dinero no deja de ser tiempo comprado, y preferimos que esté moviéndose por negocios, en inversiones, plazos fijos y esos trucos de banqueros que yo a veces ni entiendo de lo aburridos que son. Ya no hay música en la plaza. Por primera vez nos veríamos después de la extraña aventura que habíamos compartido. —Te entiendo. Casi a la misma hora en la que Del Val veía amenazada su reputación, Gloria Gallardo Olivares se disponía a salir de casa para presidir un encuentro solidario con el fin de captar fondos para la investigación del alzhéimer, una enfermedad con la que estaba muy sensibilizada: sus padres la habían sufrido una década atrás. Por el contenido del archivador no debía preocuparse, iba protegido en una funda de plástico a salvo de la lluvia. Merecía ser escuchado. Tampoco omití el nombre de Anselmo Prieto, ni en el periódico ni en mis intervenciones mediáticas, porque era de justicia mencionarlo y recordar que, lejos de dar la espalda a Llorente, intentó sin éxito terminar lo que el escolta había comenzado el día que descubrió en el despacho de Fernando del Val una trama criminal inhumana. Un requisito indispensable para hacer valer el derecho al voto es contar con nuestro documento nacional de identidad (DNI), sin embargo, debido al estado de emergencia, … Los depredadores pasaban a ser presas y ahora las espaldas que tenían que vigilar eran las suyas. Se interesó por la viabilidad del periódico y por si pagaba bien a los periodistas. La venta del almacén no se ejecutó y los hombres desistieron tras haber tenido amenazado a todo un barrio, que calló por miedo y no se atrevió a denunciar los abusos de quienes se identificaban como policías —ninguno enseñó su placa— y se comportaban como matones profesionales. Aparentemente está en orden: su oferta era equilibrada, los plazos cuadraban y el diseño era el más innovador, según quienes lo juzgaron. Reniec le recordó a la ciudadanía cuáles son los plazos para tramitar vía web la renovación … Fui actor, mánager y estuve casado con la mejor actriz del mundo, la única que con su nombre era capaz de estremecer a los espectadores antes de que empezara la función o la película. Estábamos en fase de aumentar la plantilla y de que se nos unieran más expertos en economía, ciencia, tecnología o en deporte. No esperes que me avergüence de haber tenido la suerte de que a mi familia nos fuera bien, a mi padre no le regalaron el éxito. La frase retumbó en el corazón de mi amigo como un misil de realidad, porque no se lo había planteado. Había permanecido dentro más de dos horas y media hablando amistosamente con algunos ancianos y con un par de empleadas y jugando al bingo; parecía estar integrado en la dinámica del centro. —Mamá, tú decides. No soportaba ese pensamiento. —Vamos a ver, papá. Tenía asimilada su situación y no había mañana que no sonriera. Fue de adolescente cuando comencé a sentir curiosidad por lo que mi tía, que era con quien vivía, había calificado de forma genérica como un Huía del tema y eso me provocaba más fascinación por la historia, y al final, de tanto insistir, me contó la verdad: mi padre había ido con una pistola hasta Cantabria e intentó matar a un señor que nadie en nuestro entorno sabíamos quién era. De hecho, ellos creen que cuanto menos sepa, mejor, y me perjudica, porque iría más rápido. He recopilado información y algunas fotos de la época. Fracasaríamos. Seguí la misma secuencia temporal que me había arrastrado hasta un callejón que pronto descubriría si tenía salida. Sí puedo votar con mi DNI vencido. Las vidas que no eran es una novela de ficción. Pura poesía. Estate preparada para cualquier posibilidad, ¿me oyes?, para cualquier posibilidad. Las opiniones que tenemos, si no las hemos vivido, suelen estar contaminadas por los clichés y por la parte más llamativa y truculenta si la hay, y no suele representar la realidad, así que pensé que la mejor manera de que la sociedad sepa cómo es una residencia como esta era viniendo a verla con mis propios ojos. Desde la muerte de mi padre me había vuelto más arisco y me encontraba cómodo estando solo, si la soledad alguna vez ha sido una elección. Era demasiado inteligente como para pensar que se lo decía para que le diera un tirón de orejas. DNI vencido: ¿puedo votar con mi documento caduco en las Elecciones 2022? Nerea, Patricia, mi madre y yo la mirábamos sin saber quién debía dar el paso. No era descabellado que la billetera siguiera en su lugar. Había confiado en un milagro de última hora que desactivara el huracán; evitar la vergüenza de decirle a Elena que era su padre porque su abuelo no tuvo escrúpulos para arrebatársela de los brazos a una madre. —Claro que pienso en eso, aunque no lo haya mencionado aquí. A él le dio un infarto, por cierto. ¿Aquel era el final, tumbado en el suelo y ajusticiado por un tipo que portaba ira y razón a partes iguales? —Ya era tarde para asustarse por caer en una contradicción. Vuelvo de hablar con esa señora y nunca en estos meses, desde que entré en el almacén de mi padre, había estado tan segura de que hacía bien en meterme en este jaleo. No sabéis cuánto eché de menos a mis padres, ojalá no hubiera sido mayor de edad. Y aunque los poderosos siguieron con sus vidas triunfantes, en el fondo convivieron con el miedo a que en cualquier momento su secreto quedase desvelado y con él se hundiera la reputación construida sobre una mentira. Consideraba al resto de compañeras unas ancianas y su fuerte carácter hacía que fuera de las pocas que tenía una habitación individual. Las reglas del juego estaban claras y no había opción a hacer trampa porque eran juez y parte en el trato. Se fue la luz unos minutos, no más de dos o tres; parecía parte de la celebración. Se habilitó una segunda sala únicamente para las coronas de flores que recibimos: tus compañeros que te recuerdan, amigos, tus empleados, tus primos que no te olvidan... ¿Qué despiadado ser fue el primero en pensar que la mejor forma de que las familias descansaran después de la muerte de un ser querido tenía que empezar por aquella parafernalia interminable? —¡Te invito a cenar! Sé que habría sido con otra, llamadme egoísta, pero me habría librado y mi vida hubiera sido distinta. Se me ha abierto el apetito al imaginarme esa trucha cocinada por usted. La llamada de mi hermana Isabel me cogió desprevenido. Si acepta va a vivir más tranquilo, se lo aseguro. —No me mientas, ¿falta alguna hoja o estaba todo aquí? Claro que fue idea mía, necesitaba una alternativa si me fallabas, que es lo que has hecho. Sabía que citar a Anselmo podría darme problemas si algún periodista meticuloso encontraba la relación con mi padre, era un riesgo que me tocaba asumir. Él se encargaría de hacer los trámites burocráticos y los pagos necesarios, como habéis comentado antes. Me fallan las fuerzas y cada día me encuentro peor. —Tenemos constancia de que dudaste de la versión oficial e intentaste sin éxito que te enseñaran a tu bebé. —Sí, disculpe. ¿Habéis pensado qué vais a decirles a vuestras hijas cuando salgan nuestras caras en los medios y se enteren de que no somos sus padres biológicos y que ni siquiera pasaron por un proceso de adopción oficial? Me dio tranquilizantes y me aseguró que me ayudaría como había hecho desde que me conoció. Poner los pies de vuelta en la tierra y comprender que no era real lo que estaba viviendo era cruel; los sueños me daban la esperanza y me la quitaban a su antojo. Ofrecí la misma versión repetidamente y supuse que en cada una caí en contradicciones respecto a las otras. —Aquel anuncio me descolocó. Miré alrededor, solo una de las seis mesas del local tenía clientes. Un placer haberte conocido. —Yo no me acuerdo de eso, hija, te lo digo todos los días. Te espero. Si lo alcanzaban podría considerarse un cadáver anticipado. Tonterías de cría. —Llámelo como quiera. No quería saber más y a la vez deseaba que saliera a la luz y aquellas personas pagaran por sus delitos. Daniela lo palpó con tacto, buscando tras él alguna señal del escondite. —Cada vez que abro esa ventanita secreta tengo que echarle unas gotitas de pegamento para encajarla, y me suele costar abrirla con los dedos, pero esta vez ha sido muy fácil. Cuando entré en el bar, Quico ya coleccionaba botellines vacíos, alineándolos sobre la barra. El parto se desarrolló sin incidentes. Otra vez le sucedió lo mismo a Luque: esas fotos no podían equipararse a haber conseguido las facturas originales, que de alguna manera sirvieran como una prueba firme. —La pregunta llevaba implícita la acusación. Mezclaba a partes iguales amabilidad y jerarquía; era la jefa y no se iba a dejar impresionar por un periodista. Maqueda, ya nombrado oficialmente presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, esperaba en un sofá. ¿Tendría algún recuerdo de él o apenas serían imágenes difuminadas? —Claro que lo sabe, señor Lázaro. Migration and refugee laws are analyzed, and the political-legal mechanism of the Temporary Permit of Permanence in the light of the concepts of “control policy with a human face” and migratory governance. —Un señor al que no reconocí y que rondaría los ochenta me saludó efusivamente, metiendo medio cuerpo dentro del coche—. Vuestra madre puede recordar aquellos días porque desde la lejanía fue mi salvadora. Lo soltó con desprecio y registró el almacén. —Lo de los callos me molestó. Dada su posición social, a Tomás lo veían como un ejemplo de éxito. Tal vez por eso, cuando estuvo frente a él y en vez de arrepentirse lo rechazó con desdén, se dio cuenta de que no había diseñado un plan B. Es muy buena, no simplifiques así su trabajo. No esperaba ese salvavidas que me lanzó Bravo y que agradecí, llevando la jarra al aire con un conato de sonrisa. Mi padre y yo éramos iguales, dar el primer paso a la reconciliación requería de una valentía para la que no estábamos capacitados. En mi caso era casi siempre, en el suyo a veces. Alfredo se ocupaba más de la parte burocrática y también escribía su editorial diario. Supongo que cuanto fue sucediendo durante más de cuatro décadas y las decisiones y los delitos que algunos cometieron y que convirtieron a personas humildes en víctimas de su ambición, fue llevándonos irremediablemente a aquel final que se acercaba y del que yo no era más que la pieza final del tablero y, sin duda, la menos importante. ¡Me arrepiento! —Muy graciosa. Antes de volver a Madrid revisé la hemeroteca digital en busca de información sobre lo sucedido en septiembre de 1979. Sabía cómo funcionaba una crisis mediática como la suya: primero apelarían a su derecho a defenderse y, según la noticia fuera creciendo, nadie de su círculo se la jugaría a poner la mano en el fuego por él, aunque en sentido contrario hubieran sido muchas veces las que el magistrado los ayudó. Tal crecimiento tuvo defensores y detractores. Le había dedicado un párrafo a él y a Ujué, su pueblo, y lo había acompañado de una foto de la fachada de su casa que, plasmada en el papel, le pareció más cercana. Tenía una hija pequeña. Me situé junto a la puerta y al llevarme la mano a los bolsillos comprobé que no tenía la tarjeta de acceso. Ni te diste cuenta al principio, seguías pataleando y braceando, pero esta vez al aire. No sabía si en esos gabinetes vivían más cómodos o con más tensión, pero sí se olvidaban con demasiada asiduidad de sus orígenes buscando la noticia, y nos trataban como un mal necesario; nos volvíamos útiles cuando les interesaba a ellos. Con el picaporte en la mano aprendí sobre lo imprevisible que era la mente humana. En cuanto se me olvida, veo una foto o escucho un comentario sobre él y nuevamente pienso en esto. Con Isabel estaría mejor. Metodologia: o trabalho se baseia na análise de uma série de entrevistas com diferentes atores-chave do Estado e de organismos internacionais em três cidades do país (Lima, Tumbes e Tacna) realizadas entre janeiro e março de 2020. Preguntó por personajes famosos, si conocía a esa presentadora o al de los deportes, si me invitaban con frecuencia al palco del Bernabéu siendo yo colchonero, y por cómo eran las fiestas nocturnas con las celebridades. Cuando vio las trece llamadas perdidas que tenía de Ricardo y de Gloria comprendió que sus problemas no habían hecho más que empezar y que alguien sabía muy bien lo que hacía. —Era una sádica profesional. Estaba perfectamente aplicado para que desde fuera no se notara y, por supuesto, no oliera. Tomás zanjó la discusión: o lo hacían o se quedarían en casa. Un sentimiento de lástima pasajero le recorrió la piel y no quiso mirarla a la cara. Entré a la 403 porque la señora gritaba, me contó lo que le pasaba y bajé a recepción, como bien sabes. Fue imposible, me miró y en silencio desactivó mi ira acumulada. Para este plebiscito el Servicio Electoral (Servel) ha comunicado que solo sirven los carnés y pasaportes … No lo dulcifica, estoy de acuerdo, pero cuando avanza devora cualquier opción de retroceder y dar soluciones que no causen nuevos damnificados. Anselmo se quedó frente a la puerta. En el sobre había unos folios en blanco. »En la parroquia supieron de mi estado y me ayudaron con la comida y las medicinas. —Mira que le dije a ese papanatas que no se metiera en el ladrillo, que a esos niveles todo se vicia; es un ambicioso de pelotas. El día de las votaciones (domingo 11 de abril), dirígete al local donde te toca votar con tu DNI, de acuerdo al horario escalonado sugerido por la ONPE: … Abengoa me explicó que a la gente tan mayor no le hacen autopsia a no ser que la muerte sea muy rara, y tú ese dato lo conocías de sobra y jugaste con él a la perfección, viendo el resultado. Vuestra madre y yo hicimos un pacto, teníamos que borrar aquello. Daniela no podía perderla, necesitaba saber por qué lloraba. De la habitación en la que estaba salían los quejidos de una anciana llamando a la enfermera —a los empleados los llamaban así, aunque diplomados o graduados en Enfermería únicamente se requerían dos en la residencia, el resto era técnico sociosanitario, personal administrativo o de servicios—. Mi padre cerró la ventana y dejó la persiana subida, como estaba durante nuestra conversación. Si fuera su otro abuelo estarían día sí y día también con él; menudas listas esas tres. Firmaba las tablas en la partida de arena y cal que había supuesto conocerla. Alargó el brazo, se colocó las gafas que colgaban de su cuello y la leyó dos veces, mostrando un repertorio de gestos que fueron desde el interés hasta la sorpresa, pasando por el enfado. Y ahora que aquello había acabado ya no quedaban excusas que inventar. ¿Cuál de las cometidas era la que sabían? —Calla, que por aquí hay envidiosos que no se lo creen, mejor ser discretos. —No tenía que haber hecho esa pregunta. Tras hacer la entrega tocaba desarrollar la siguiente escena, la más difícil. Me giré y las fantasías lúgubres que estaban pululando por mi cabeza se diluyeron al ver a Belén sonreírme. Sin embargo, al volver Mejías la paciente nuevamente se relajó; era él quien le proporcionaba serenidad. Este domingo 4 de diciembre se llevará a cabo la segunda vuelta regional y Juan Carlos Castro, director de Servicios Registrales del Reniec, aclaró algunas dudas sobre los ciudadanos que no han renovado su DNI. —Qué guapa vienes hoy, Teresita, ¿tu padre no viene contigo? —Pues eso, a descansar me voy a hartar en breve, así que acércate y dame un abrazo, que dice tu madre que nos debemos unos cuantos. Mi padre, al presentarle el proyecto en el año 2004, más o menos un año antes de la inauguración, decidió entregarme ciento veinte mil euros, que era justo la mitad del capital que yo iba a aportar —Alfredo haría lo mismo, otros doscientos cuarenta mil—. —Se pegó un buen tortazo —presumí al mirar hacia arriba. La responsabilidad era suya. Decidí aparcar lo de Mari Carmen; en el fondo no era de mi incumbencia y seguro que tendría una explicación más lógica que la que me había formado. Belén sacó de su bolso una botella de agua y se la cedió; la mujer bebió dos sorbos y recuperó el relato por donde lo había pausado. Se me aceleró el corazón y me resitué. —Ahora sí, perfecto. Y es lo que hizo. —Aquí la tienes. Mi decisión era tan firme que si no le hubiera convencido no habría aceptado el dinero. No quise pasarme de cotilla. Estaba orgulloso. —Un roble a punto de ser talado. Y Tomás se sintió en el cielo cuando, entre los gritos y el eco de las balas, a la primera persona que escuchó fue a su mujer. —No solo no te voy a pagar, sino que haré que te entierren en cal viva si dices una palabra. Elegí la opción más rápida, la segunda. Quizás otros se habrían acomodado sabiendo de nuestro patrimonio, y en cambio no nos habéis pedido nada que no fuera necesario. No mencioné a Julia en la conversación. —Yo siempre hago bien mis deberes —replicó Gloria, mirando de reojo a Maqueda, obligado a intervenir por alusiones. —Señorita Prieto, le traigo un paquete. Tú misma me has comentado anteriormente que has tenido algún susto leve. —Por lo que hemos averiguado, es probable que cuando entró a darte la mala noticia, tu bebé ya estuviera fuera del hospital, rumbo a la nueva familia. Seguro que se lo pasa bien y le saca los cuartos al resto —bromeé. GT. Enter the email address you signed up with and we'll email you a reset link. Miradas cruzadas desde Tapachula, Acayucan, Ciudad de México y Tijuana. El trabajo tuvo que ser muy fácil, porque no pasó literalmente nadie a consolar a la madre, que estuvo sola la pobre mujer cuando le dieron el alta en el hospital. —Es increíble cómo ha estado al pie del cañón estos meses. —Soy Anselmo Prieto, no sé si se acuerda de mí. Cada uno vais a recibir cuatrocientos mil euros. Vayamos a por esa carta —acepté resignado. —Lo peor que me podía pasar era que me diera la razón—. En época estival el pueblo quintuplicaba su población, procedente especialmente de Madrid y Bilbao. Se va a publicar sí o sí, quería ir de frente y que lo supieras. Lo noté nervioso y exultante, habían sido meses de búsqueda en los que pensaba en la venganza. Por eso reculó y le mintió alegando una supuesta visita turística, escucharla no hizo sino avivar el fuego en ese laberinto de dos caminos: el correcto, que intentaba reparar el robo, y el cómodo, el que lo alejaba de cualquier relación con su verdugo, que a la vez era su víctima. Intentó pensar qué podía haber tan importante como para que se la jugara. —No vas a convencerlo, este es un terco. —Tiene lógica lo que dices. Anselmo era mi mejor amigo. —Te vuelvo a interrumpir. De ser así se complicaría la operación. ¿Y sabe? Me senté, me trajo una toalla del baño y la puso en mi mano para que tapase la herida de la cabeza. Le juro por mi familia que cuando esto termine quien más habrá sufrido las consecuencias será usted. —Eres un desagradecido y un egoísta. ¿Dónde cojones está la documentación? ENTRE LA EXTERNALIZACIÓN FRONTERIZA Y LA CONTENCIÓN SANITARIA Stuck Seeking Asylum. —Mi petición pasó de largo. »Esperé y esperé, y a la media hora Mejías se fue también y en su lugar entró una chica muy jovencita. Mejías me sujetó y me pidió que dejara de chillar: simplemente la llevaba al pediatra para examinarla. Si alguien está colaborando con ese terrorista, que sepa que será cómplice de sus delitos y acabará en la cárcel. Opté por lo segundo, aunque el cuerpo me pedía más lo primero. Cerró prudente y dejó en el suelo el falso paquete que traía a modo de reclamo. Era de ideas fijas. Esas partes eran el acta de defunción de cada bebé —siempre redactada en la hora siguiente al parto—, y el impostado certificado de nacimiento, fechado dos días después y en el que ya se especificaban los nombres y apellidos de las nuevas familias. Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras, Imagen de cubierta: ©Salvador Bustamante Alarma. Especialista de la ONPE explicó qué sucederá con los ciudadanos que no pudieron … —¿Cuántos partos llevas acumulados en tu carrera? —Martínez era el más joven de los cuatro. Llamé a Belén y le propuse que se quedara aquellos días conmigo en el hotel. Belén merecía saberlo y yo no era quién para negárselo. Lo mejor será que descanses y no tengas que preocuparte más —en la mano tenía una pastilla de color azul que le introdujo en la boca y a continuación se la cerró—. Aquello no lo compartí con la directora porque si erraba en mi intuición, algo muy probable con mis antecedentes, podía perjudicar a una mujer que ya bastante había sufrido las injusticias derivadas de las acciones de mi familia, pero si lo analizaba con objetividad, Belén no quedaba en buen lugar. —No lo sé, no lo conocía, por eso vengo a verlo. Lo mejor será que todo siga igual, sed felices, no quiero condicionaros. La tele te hace más gordo. Mi promesa y catorce pagas al año hicieron el resto. E igual que sucede en tantas situaciones, las palabras terminan yendo por un lado y los hechos por otro. Unas manos consumidas aparecieron por detrás y me sujetaron por las muñecas. Al recaer mi padre las llamadas se espaciaron no por mí, sino porque se dedicó tan en exclusiva a hacerle los últimos días más llevaderos que hasta se olvidó de respirar. Ahora vuelve a mí una de las imágenes que guardo con más cariño, la de ellos, cada uno en su sofá, frente a frente, leyendo. Mientras, se acercó al coche del periodista y lo abrió. El dinero en sí era lo de menos, ya no iba a poder disfrutarlo con Marisol y el Baluarte estaba cerrado. Era la hora de escuchar por última vez a mi padre, al exitoso Tomás Lázaro Guede. Los dos señores que quedaban recordaban a Pilar Sánchez y no la relacionaron con otras situaciones similares. La sintió detrás. Estamos a la espera”, apuntó. Ese lo siento sonó como el del frutero al que le piden mandarinas y responde que no quedan, un “es lo que hay”. Qué rica me sabía, tengo el olor metido en la cabeza como si la hubiera probado ayer. Lo esperan a las once en el hotel Westin Palace, Plaza de la Cortes, 7. —Vamos a meternos ya en faena. No entendía qué hacían allí aquellas pruebas que incriminaban a dos personas que conocía de los medios de comunicación —Ricardo del Val y Gloria Gallardo— y a una tercera cuyo nombre, Ernesto Maqueda, no le era familiar. Pagué y bajamos rumbo a mi guarida. Por mucho idealismo que quisiéramos vender de puertas para afuera, nuestro negocio estaba supeditado, como el resto del sector, a que las agencias de medios nos consideraran un espacio idóneo en el que insertar la publicidad de las marcas a las que representaban. Ya había corrido por la redacción la noticia de la agresión, por eso las miradas eran de perplejidad. No tenía a nadie en quien apoyarme, me daba pánico volver a casa de mis padres y reconocer que era un fracaso. —Hazme caso, niño, que llevo aquí más que ninguna y sé de lo que hablo. —Ni por todo el oro del mundo lo echo de mi casa. Tardaría en dejar de recordar lo vivido cada vez que respiraba, pues tenía dos costillas fisuradas. Él, lógicamente, no sabía quién era mi padre, porque la carta no la envió; se quedó guardada en el almacén. Además, con lo guapete que te he sacado, es más que probable que esta noche vuelvan a aparecer por tu balcón esas bellas señoras que tantas veces vienen a visitarte. Cuando aterricé en Londres pasé dos días sin salir del hotel con miedo a recibir una llamada anulando la cita. —La última vez que entraste con sigilo me soltaste una bomba que casi te la estampo en la cabeza —dijo Alfredo a medio camino entre la ironía y la queja. —Marcos Lázaro, señor director, buenas tardes. —Cuánto lo siento —dije más con expectación que con tristeza. Para en-frentar esta crisis multidimensional, los gobiernos suramericanos adopta-ron diversas estrategias para gestio-nar la movilidad humana. —¿Haces esto por venganza o por justicia? Era un agarrado de manual y terminaba las vacaciones con más dinero que al comienzo. Había en esa sentencia de mi padre un aire a despedida que no intentó ocultar. Varios de sus compañeros habían muerto o sufrido heridas con aquel macabro método que cogía desprevenidas a las víctimas, y la misma idea la pensaba en cada apertura. Era la primera vez que la veía ahí. Se miraron sorteando quién sería el primero en hablar. Había algo más duro que la pérdida prematura de los padres, y era no entender por qué la habían dejado sola. Frente a él, la noticia que ya desde la noche anterior había puesto del revés su mundo, al contarle a su hija lo que iba a pasar. Lázaro podría ser su colaborador, o trabajarían en equipo, si bien ella había llegado antes a la residencia y ejercía de líder, y más con ese apellido que la llevaba al mismo punto con cuarenta años de diferencia. —Reconozco, y no porque seas mi hijo, que sois de los que luchan por no convertiros en un magazine de cotilleos y noticias absurdas —alabó—. —Hice como que me lanzaba a la carretera. Miró a ambos lados, no encontró a ningún vecino en la urbanización a quien preguntar si había visto algo raro. Tenía el pelo más blanco que había visto y usaba silla de ruedas; aseguraba que era porque la obligaban y todos los días protestaba porque quería hacer lo que ya jamás podría: caminar. No soportaban la idea de que alguien se lo recordara, o que fueran carne de los corrillos en los que, para acceder, únicamente había que tener entrenamiento en el arte poco noble de destripar la privacidad ajena. Otra de las normas que nos pusimos era que no seríamos jefes metidos en una burbuja. Estrategias por el sostenimiento de la vida de las personas migrantes ante las (in)movilidades en América Latina" Coords. —La he mandado a paseo. Cuando Mejías firmó el pacto con Fernando del Val incluyó a dos protagonistas más que también tendrían que recibir una recompensa económica nada menor: un médico forense que firmara una supuesta autopsia y el director de la funeraria, que se encargaría del proceso habitual hasta el entierro y se aseguraría de que nadie abriera el ataúd. Aquel recurso tan instaurado se vino abajo desde varias vertientes, una de ellas cuando una de las afectadas, ya en edad adulta, descubrió que el texto de su carta era similar a los de otros hombres y mujeres que por su cuenta investigaban sus orígenes. Mientras el sacerdote daba el sermón pensé en Bravo, en aquellos callos que tanto disfrutó y en la seguridad que aparentaba cuando decía que el enfisema pulmonar no se lo iba a llevar tan pronto. Sin embargo, a menos de un mes de las elecciones, la entidad aún no aclara si se hará una excepción y se podrá votar con la cédula vencida, como ha sido en las elecciones anteriores: 2021, 2018 , 2014 y 2011. Sus manos, que ya conocía a la perfección en todas sus posiciones, presionaron mi cuello. —¿Es usted tan impuntual para todo? El impacto fue grande y no me dejó espacio para reflexionar con serenidad. —Sí, no pasa nada. Terminé por apagar el teléfono y castigarme en silencio. Al igual que otros espacios como El Rincón del Arte Nuevo, Libertad 8 o El Sol, era uno de los grandes bastiones madrileños de la música en directo para artistas que tuvieran algo sincero que contar al público, y al que a su vez volvían a refugiarse los cantantes más consagrados, aquellos que a pesar de llenar grandes pabellones no olvidaban sus comienzos; recitales con apenas un puñado de entradas vendidas que no servían ni para cubrir los gastos. A las pruebas me remito —levantó la carta y la agitó despacio—, me gustaría que consideraras todas las posibilidades. Esperándome. Me dicen los informáticos que es un ataque externo, no un fallo del sistema. —Estaba desayunando en el salón y encendí la tele para ver las noticias. No tienes más que ver que en digital es el que más usuarios recibe cada día y no le dais ni un euro, querido Ricardo. Una vez derretido parte del hielo acumulado corté la conversación por no parecer frívolo. La última pregunta del teniente Quesada no la incluyó en su informe; sintió curiosidad y se la formuló por si le daba perspectiva. El tipo tenía un olfato magistral para unirse al equipo ganador. Su integridad todavía no corre peligro. Cuando se acostumbró a mis visitas a la residencia y sentía mi presencia, alzaba los dos brazos y soltaba un “¡Hombreeee, Marcos!”, acompañado de un abrazo que abarcaba todo el cuerpo y que a mí me sonaba a amistad sincera sin apenas conocernos. y COVID-19. No esperaba la cálida acogida que uno desea al volver al hogar. La penúltima era Belén, y mentiría si negase que una duda indescifrable planeaba sobre ella, si sumaba la conversación con Roldán de unos días antes y el hecho de que la señora estuviera gritando de dolor y, en vez de atenderla, había salido corriendo sin volver a su puesto. Cuando se trata de poner punto final a una etapa feliz, cualquier objeto que ha pertenecido a ella, por inútil que sea, adquiere un valor incalculable, y al renunciar a él crece la impresión de que es una traición. Tranquilos, que lo resolveremos más pronto que tarde. —¡Tomás, tiene una pistola! Aun así, exigí a Belén una prueba más para dar la noticia completa. Es falso que se pueda votar con una cédula de identidad de infancia. Le había mentido diciendo que la carta estaba vacía de contenido y me negaba a convertir su vejez en una especie de remordimiento permanente, porque la conocía y sabía que sufriría. Los Lázaro Barahona disfrutaban de su segundo verano en Monteviela. Había sabido esperar y dejarse aconsejar cuando más dudaba, y ahora iba a recoger los frutos de su esfuerzo. La recordé en la habitación de mi hotel dándole el masaje y deseando que pasara algo más. Tú eres el que da la cara públicamente y nadie va a señalarte como si fueras cómplice. Lo distraje preguntándole por Navarra, lo único que realmente le devolvía el ánimo. Más allá de que me pareciera agobiante no viajar ni descubrir otros lugares, percibí que la felicidad de mi amigo era sincera y puede que muy superior a la de otros que presumían de tenerlo todo. Discúlpeme, hablo con tanta gente al cabo del día que alguna cara se me escapa. Estás en forma —me dio dos palmadas suaves en la tripa. Disfrutaba sintiéndose superior, y ni siquiera le mostraba más respeto y reconocimiento con su indiscutible carrera judicial. —Anselmo, nos tienes en vilo. Hasta aquella tarde, ella se había limitado a compartir información muy básica y a vender eficacia. Y qué razón llevaban en su felicidad. Espera, que ya salgo. Desconecté el teléfono y entramos en mi habitación. —Y Nerea representaba la experiencia; ponía una pausa cuando hacía falta. Sujetó la tapadera y comprobó que el pegamento usado para colocarla de nuevo en su posición original era reciente. Y esa sensación que tanto me quemaba me sigue acompañando. Quedaban trece horas para el ultimátum de Gallardo y había considerado que yo necesitaba un recordatorio sobre cuál era la elección adecuada, no la correcta. Cuando citó aquel 1974, los ojos de Pilar se humedecieron y ya no recuperaron su color mientras estuvo con nosotros. —Si lo que quiere es que caigamos todos, siga adelante. Con lo tranquilo que vivía en Nissa, y se mete en semejante fregado. En cuanto solucione un asunto pendiente me iré lejos de Madrid una buena temporada, esta ciudad se ha vuelto hostil para mí y no pondré la seguridad de mi hija en peligro. Imagina en qué situación tenía que encontrarse para que, o no avisara o ningún familiar quisiera saber de ella. —¿De quién se trata? —Si le decía que era el primero podría evitar la pregunta de cuáles más había planificado, porque no hubiera sabido mencionar ninguno. —Cariño, sé lo que estás pasando. ¿Tienes algo que contarme? Mi voto definitivo es dejarlo cerrado, yo lo guardaré y nadie lo abrirá. —Fue pura casualidad, se lo aseguro. En cambio, sí que le pedí que me acompañara de compras; necesitaba ropa y material de aseo, el resto podía esperar. Cuando lo estaban persiguiendo los llevaba encima y después de pegarse el tiro peinaron la zona durante horas. —¿Te parece poco? —Gracias a usted por dejarme campar a mis anchas por aquí, he disfrutado conociendo a estas personas con tantas vivencias fantásticas que compartir. —Le sujeté la mano para hacer mi mentira más verdad. La avisé de que seguramente dos días después estaría publicado el reportaje, aunque su testimonio no iba a aparecer el primer día. Algunas cosas habían cambiado: Isabel y yo nos veíamos con más frecuencia y hasta me había presentado a su novio, un ingeniero informático que rompía los clichés del gremio y era el tipo más divertido que había conocido. —¡Venga ya, Marcos! —El chico suspiró aliviado—. Le decía que por qué no despedía a alguno para cuadrar el balance. En un rato estarás otra vez despierto y subiré a verte, que queda mucho por contarnos. Se aproximó un hombre vestido de negro que portaba la palabra escolta pintada con tinta invisible en la cara. Por la mercenaria únicamente sobrevolaba ya una idea. Me tomé tres cervezas con Quico y, tras despedirnos, me sentí en parte revitalizado. Monteviela se convertiría en la segunda residencia de la familia y en el lugar perfecto para huir del bullicio madrileño algunos puentes y en vacaciones. Lo vi tan buena persona y tan amable que puse mi vida literalmente en sus manos. En ese sentido, a fin de salvaguardar la salud de la ciudadanía, la entidad registral hace un llamado a las … —Abuela, ¿quién te ha dicho que irás al infierno? Luque me comentó que desde la dirección del ABC le negaban la exclusiva si no volvía con datos más concretos, que de alguna manera sustituyeran a esos certificados de defunción con los que habría tirado del hilo y, por supuesto, a lo que del Val y Mejías dejaron por escrito, que por mucho que Llorente se lo explicara no era más que un relato verbal indemostrable. Aquello ya estaba olvidado, había transcurrido una década y nuevamente Ziracom Group S.A. estaba donde le correspondía, en el primer puesto del sector de las telecomunicaciones a nivel nacional y tercero en Europa, y una apuesta segura en el mercado de valores. Las preguntas, con un claro aroma a desconfianza, no tenían que ver con una nonagenaria que igualmente tenía sus días contados, aunque hubiera sido una Premio Nobel en Medicina la primera que la hubiera atendido. Mírame, si soy una vieja que se va a morir muy pronto —costaba descifrar unas palabras que parecían extinguirse según avanzaban. La seguía teniendo presente desde que la vi en Monteviela en aquel encuentro en las escaleras, y más de una vez me pasé por su perfil de Instagram a averiguar si tenía pareja. Anselmo, sentado en una butaca de la primera fila, aplaudía la improvisada función, embelesado ante el desconocido talento interpretativo de su pareja, preguntándose por qué no la había conocido al menos un millón de años antes. —La verdad es que no, si me refresca la memoria puede que me acuerde. Te va a sonar esta historia a ficción, y no te culpo, yo pensaría igual, pero te aseguro que es real. Al fin y al cabo, fui la última persona que habló con la difunta. Un río de agua y sangre se acumulaba en la barba de Llorente y bajaba hasta su barbilla, desde donde las gotas se arrojaban suicidas al vacío. Me hubiera encantado conocer a una mujer desagradable, sin interés por dedicarme ni medio minuto. —Confío en ti, tú sabrás qué es lo mejor. Había dos formas de llegar a la playa: rodeando el bosque por una cuesta más larga y suave, la que elegían los vecinos de mayor edad y quienes llevaban carritos de bebé, o por las antiguas y empinadas escaleras de madera, que dejaban atrás el acantilado. Lo que no admite discusión es que ese tipo, en los setenta, apenas era un crío, alguien lo tiene que estar ayudando. El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, (Reniec) recordó que el DNI es el único documento válido, incluso si está vencido, para votar en las Elecciones Congresales … Ya se acercan las elecciones municipales y regionales 2022 y muchas personas tienen su DNI vencido. En cambio, Aurora, testigo desde la distancia de una muerte que se le antojaba segura, sí pensó en su marido y en la hija que no vería si aquel loco apretaba una vez más el gatillo. Suplí mi cansancio con las ganas de revancha y me apoyé en los magníficos periodistas que formaban nuestro diario para que, cuando flaqueara durante aquella larga jornada, tiraran de mí. Nos observó uno a uno como si estuviera recordando la felicidad. Primero fueron consejos en forma de llamada telefónica, después advertencias y finalmente amenazas. Conformaban una maquinaria en la que tenían un papel asignado como colaboradores para cometer el delito más cruel posible: robar un bebé a su madre y hacerle creer que ha muerto. —Me di por vencido. Si quiere bajo a la cafetería y le traigo una infusión para que duerma mejor. Roldán caminó delante de ella por los pasillos y el único intento de conversación lo cortó con la sequedad de un monosílabo. Sí es cierto que se mencionó como un punto más de su bagaje profesional, y muy alejado de las miradas que señalaban a la compañía que dirigía, el grupo Vallés. El coche se detuvo y agudizó el oído. —Aún no nos habíamos lanzado al formato papel aquel año. Tomás lo notó en sus miradas encajadas entre la compasión y la sospecha. Me ofreció un café. Espero que al menos la pérdida fuera material, usted se encuentre bien y no haya querido hacer ninguna tontería entrando como un héroe a recuperar algunos objetos. Tenía el halo de esas personas que caminan con tanta seguridad por la vida que cuando reciben una mala noticia lo primero que piensan es que se han confundido, que no va con ellos el asunto. La encontré sentada en un banco de madera junto al estanque. Los médicos se decantan por una hemorragia digestiva. —Tengo prisa, ve al grano —cortó impaciente por salir del garaje. Terminamos acostumbrándonos, dando por hecho que no podíamos pasar al otro lado, conformándonos con echar mano de los recuerdos para seguir adelante y no dejarnos devorar por los remordimientos al desaprovechar oportunidades que no volverían a darse. Dudó del camino a seguir, tenía miedo.
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puedo votar con dni vencido 2022